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Es menos frecuente que la de rodilla. Sin embargo, al tratarse
de una articulación de carga, puede producir
la misma discapacidad en cuanto a deambulación
y desplazamiento. Predomina en los varones jóvenes,
pero tiende a desaparecer -incluso a invertirse- con
la edad. A menudo es unilateral y, con cierta frecuencia,
la cadera es la única articulación afectada.
Puede ser secundaria a displasia, luxación congénita,
enfermedad de Perthes, osteonecrosis aséptica
u otros procesos (Fig.
1), (Fig.
2), (Fig.
3), (Fig.
4). No está claro que la obesidad
sea un factor de riesgo, pero sí lo es el trabajo
agrícola. |
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Los enfermos refieren dolor en la zona inguinal, en la región
glútea y en la cara anterolateral del muslo,
que puede llegar hasta la rodilla. Se desencadena o
empeora con la actividad (andar, subir escaleras) y
se acompaña de rigidez, más intensa tras
el reposo y al empezar a andar. En la exploración
(Fig.
5), el dolor se reproduce al mover la cadera,
apareciendo limitados los movimientos de flexión,
abducción y rotación, sobre todo interna
(Fig.
6). En la cadera no se pueden apreciar
algunos de los signos de la artrosis, como el dolor
en la interlínea o el derrame. El enfermo localiza
peor el dolor e incluso puede referirlo a la rodilla,
por lo que, para el diagnóstico correcto, es
importante el grado de sospecha. Otros datos de interés
son la actitud del miembro inferior en rotación
externa, a veces con cierto acortamiento, la atrofia
de cuádriceps y glúteos, y la cojera.
Como en los casos anteriores, el Colegio Americano de
Reumatología ha publicado unos criterios para
clasificar esta artrosis (Tabla
3). |
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Al igual que en la artrosis de rodilla, la evolución
es muy variable. No obstante, una vez establecida, la
artrosis suele ser progresiva. Es menos frecuente la
mejoría espontánea. En ocasiones, la evolución
es muy rápida, apareciendo en pocos meses una
gran destrucción articular y una importante discapacidad.
Puede surgir una osteonecrosis como complicación. |
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