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La pregunta parece
simple, pero está aún lejos de tener una
respuesta satisfactoria. Como ya se ha mencionado, un
alto porcentaje de personas con artrosis radiológica,
incluso en estadios avanzados, no refieren síntomas
y mantienen un buen estado físico. ¿Por
qué ocurre esto? Los datos disponibles sugieren
la intervención de factores derivados de la propia
enfermedad (algunos todavía desconocidos), factores
derivados de las estructuras periarticulares y factores
de tipo psicológico y social (Fig.
1). |
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El cartílago
carece de terminaciones nerviosas, por lo que el dolor
de la artrosis debe proceder de otras estructuras. La
degeneración del cartílago articular se
acompaña de una importante reacción del
hueso subcondral. La esclerosis y los osteofitos son
el resultado de un remodelado óseo que acaba
por alterar la superficie articular. Con el tiempo,
la progresiva desestructuración hace que se pierdan
la alineación y la estabilidad articulares. Todos
estos fenómenos se acompañan de modificaciones
mecánicas capaces de estimular las estructuras
vecinas inervadas, como la cápsula articular
y los ligamentos. La estimulación del periostio,
por el crecimiento de osteofitos, es también
capaz de provocar dolor. En la artrosis se produce,
además, un aumento de presión en el interior
del hueso subcondral, al que se considera responsable
del persistente dolor que se mantiene incluso en reposo.
La aparición de microfracturas parece ser otro
factor a considerar. La artrosis se acompaña
de una leve sinovitis. Ésta se manifiesta en
forma de hipertrofia sinovial (Fig.
2) y pequeños cambios histológicos
asociados a derrame articular, trastornos ambos que
son capaces de aumentar la presión sobre la cápsula
y las estructuras vecinas, causando dolor. Estos hallazgos
forman parte de la base conceptual que lleva a utilizar
antiinflamatorios en la artrosis. |
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La afección de
otras estructuras periarticulares tiene reconocida importancia
como fuente de dolor. La inflamación o distensión
de las entesis (lugares de inserción de ligamentos
y tendones) y las bolsas sinoviales es un motivo frecuente
(Fig.
3). Su presentación, más
o menos brusca, puede confundirse con un "brote" de
artrosis. Su reconocimiento permite realizar un tratamiento
precoz y específico, a veces muy resolutivo para
el enfermo. También la debilidad muscular y el
uso alterado de la articulación, secundarios
a la artrosis, parecen contribuir de forma significativa
al dolor. Por ejemplo, los ejercicios de cuádriceps
reducen el dolor de forma similar a como lo hacen algunos
fármacos. |
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