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¿CÓMO ES LA ARTICULACIÓN
DE LA RODILLA?
La
rodilla es la articulación más grande del esqueleto.
Es, junto con la articulación de la cadera, la estructura
que nos permite dar movilidad a nuestras extremidades inferiores
,y por lo tanto, su correcto funcionamiento resulta imprescindible
para que podamos caminar, saltar, correr, arrodillarnos, ponernos
en cuclillas y, en general, realizar cualquier tipo de actividad
que nos suponga realizar un desplazamiento.
La
articulación de la rodilla está formada principalmente
por la unión entre dos huesos: por un lado el fémur,
que es el hueso que da la estructura a la región del
muslo, y por otra parte la tibia que, junto con el peroné,
forma la estructura de la pierna, situada por debajo de la
rodilla. Además del fémur y de la tibia, en
la articulación de la rodilla existe otro hueso que
resulta fundamental para su correcto funcionamiento, que es
la rótula. La rótula es el pequeño hueso
plano que se sitúa en la cara anterior de la rodilla.
En
el interior de la rodilla todos estos huesos se encuentran
recubiertos de cartílago, que sirve para evitar el
roce de hueso con hueso en los movimientos de la rodilla,
facilitando el deslizamiento y amortiguando los golpes. Precisamente
es el desgaste con el paso de los años y el envejecimiento
de los cartílagos lo que da origen a la artrosis, al
producirse paulatinamente la disminución del grosor
y la desaparición de estos cartílagos en la
rodilla. Al desgastarse los cartílagos, se pierde el
correcto engranaje que existe entre el fémur, la tibia
y la rótula en una articulación normal. Esta
pérdida del normal funcionamiento de la rodilla conduce
a la aparición de los síntomas de la enfermedad
artrósica.
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